Llegarán el 22 de julio para pasar pruebas de vacío térmico y comunicaciones antes de lanzarlo a la estratósfera.
Los estudiantes diseñaron un instrumento con un sistema de orientación que probar sus celdas solares tipo Gratzel (DSSC) en la estratósfera. Foto:ANDINA/Héctor Vinces
¡Van a la NASA! Después de un largo proceso de selección, tres estudiantes del colegio FAP Abelardo Quiñones viajarán, acompañados de estudiantes de la Univesidad Nacional de Ingeniería (UNI) y miembros de la agrupación DOTS, a la NASA para participar del programa High Altitude Student Platform (HASP), con un instrumento científico diseñado para llegar a la estratósfera.
Este 22 de julio, su destino es Palestine, Texas, lugar en el que realizan experimentos de globos con presión cero y de globos de gran altitud. Aquí,
luego de pasar una rigurosa examinación y asegurarse del funcionamiento
de todos los sistemas (especialmente el de comunicación), se espera que
el instrumento que preparan llegue a los 40 km de altura junto a otros proyectos de las mejores universidades de los Estados Unidos.
Martín Salazar (27), Maria Muñoz (29) y Joao Díaz (37) conversaron con la Agencia Andina sobre el proyecto, recordando que esta no es la primera vez que representan al Perú en el HASP. Sin embargo, sí es la primera vez en la que trabajan con escolares,
y esto se debe a que, como miembros de la agrupación DOTS, buscan
incentivar el interés de los jóvenes en las áreas STEM, y qué mejor
motivación que visitar la NASA.
El
proyecto actual varía un poco de los que habían trabajado los años
anteriores, ahora cuenta con una función más compleja, por lo que la
construcción de varios sistemas ha sido necesaria para lograr la meta.
Es por esto que se necesitó la ayuda del equipo en total, muchos de los
cuales también son estudiantes de la UNI. Según Joao Díaz,
los casi 30 miembros de DOTS estuvieron involucrados en la construcción
y planeamiento de este nuevo satélite, junto con los tres escolares
seleccionados.
¿Qué instrumento lanzarán a la estratósfera?
Este
equipo multiorganizacional es el único que estará viajando con
escolares para colocar su satélite en el globo estratosférico de más de
una tonelada que la NASA enviará a más de 40 kilómetros de altura, en
marco del programa High Altitude Student Platform (HASP).
Para ello, los ingenieros de DOTS diseñaron un instrumento de gran altitud que tiene la capacidad de albergar un dispositivo semejante a un satélite, el cual cuenta con un sistema de orientación que probar sus celdas solares tipo Gratzel (DSSC) en la estratósfera, donde deberán recibir la radiación solar para reunir la información necesaria para su estudio.
Pero, ¿qué son las celdas solares? María Muñoz explica que estas tienen la función de convertir la radiación solar en energía eléctrica.
Estas celdas, ligeramente más grandes que la yema de un dedo, están
funcionalizadas con colorantes naturales de plantas de la amazonía
peuana, las cuales, junto a otros compuestos, se sitúan en capas sobre
un vidrio similar a un portaobjetos, que luego se cierra para evitar el
desborde.
Se trata de una combinación de electrodo, contraelectrodo y electrolito.
El primero es sumergido en colorante natural, el elemento que hace que
la conversión sea posible. Se sabe que estos funcionan correctamente en
la Tierra, y la conversión de radiación solar a energía eléctrica es
posible, pero ¿pasará lo mismo en el espacio?
Esta es la cuestión que buscan responder. Cambiando drásticamente el ambiente en el que funcionan correctamente, ¿podrán las celdas cumplir su función a - 70 grados Celsius y a 2mbar de presión en un globo estratosférico? ¿Habrá un aumento en su eficiencia, o lo contrario? Es por esto que el sistema de orientación es sumamente importante. Al estar en un globo y en el centro de la plataforma HASP que enviará la NASA,
el proyecto peruano estará en constante rotación, por lo que es
necesario que el sistema de orientación funcione correctamente y
mantenga a las celdas constantemente al alcance de la radiación solar.
“Para
poder caracterizar de forma correcta una celda, y esto es bajo el
estándar para hacer un experimento correcto en celdas solares, requiere
que las celdas solares tengan un ángulo perpendicular de incidencia de
la radiación y bajo un pequeño margen de error”, señaló Martín Salazar, quien estuvo trabajando en el sistema de determinación y control de orientación.
El proyecto tuvo su inicio cuando María conoció a Angie Pérez, tesista
de la UNI y quien se encontraba desarrollando su investigación sobre
celdas solares, las cuales necesitaban un medio apra poder ser evaluadas
en condiciones estratosféricas.
Acercando la ciencia a los escolares
Joao Díaz, asesor del equipo, señala que es importante que los niños empiecen a tener contacto con la ciencia por medio de la tecnología y empezar a sembrar, lo antes posible, el interés por las áreas STEM antes de su ingreso a la universidad.
Piero Antonio García Carreño (15), Manuel Alonso Muños Ochoa (15) y Rafaela Rodríguez Rivera (15) fueron los tres escolares seleccionados de entre más de 35 alumnos de segundo, tercero y cuarto de secundaria del colegio FAP José Abelardo Quiñones para formar parte de este proyecto.
Ellos se encargaron de desarrollar el sistema de control técnico,
con asesoramiento de la agrupación DOTS, teniendo como base su propia
creatividad y aplicando los conocimientos que aprendieron durante las
clases brindadas por la organización.
Los miembros de DOTS y algunos voluntarios de la UNI capacitaron a los escolares con clases teóricas y prácticas, además de evaluaciones y exposiciones.
Este es un punto que también resaltan los mismos estudiantes. El aprender y comprender los conceptos, en lugar de solo memorizarlos, les ayudó mucho a la hora de construir su proyecto final, con el cual fueron clasificados al equipo.
Los tres menores expresaron estar muy emocionados de aprovechar esta oportunidad, en especial Piero, quien contó su deseo de estudiar astrofísica. Rafaela,
por otro lado, también vio su interés atrapado por esta oportunidad y, a
pesar de que su carrera de elección se aleja de la ingeniería
aeroespacial ya que ha dedicido estudiar medicina, se mostró interesada
en este desafío, a pesar de que muchas de sus amigas lo consideraban muy difícil.
Y
es que además de sus clases normales, Piero, Rafaela y Manuel tuvieron
que quedarse horas extras en el colegio, y más horas en sus casas, para
estudiar y comprender los temas del programa de capacitación.
Manuel se unió por influencia de Piero, pero confiesa que una de sus opciones a estudiar es ingeniería, por lo que el proyecto y la preparación también le ayuda mucho.
“Recuerdo
cuando presentaron el proyecto y dijeron que iban a ir dos alumnos a la
NASA. En ese entonces yo pensé que iba a estar bastante reñida la cosa
pero en el transcurso de las clases fueron disminuyendo la cantidad de alumnos que habían entrado porque más que todo era compromiso.
Nos quedamos después del colegio y después de las clases también a
repasar lo que nos enseñaban. Incluso me dijeron que salga porque iba a
gastar bastante tiempo, obviamente dije que no. Pero con organización
todo se puede, y fuimos avanzando y gracias a nuestra perseverancia fue
que ahora estamos aquí”, recuerda Piero.
Todos
están bastante emocionados por el viaje pero, además, son conscientes de
lo que significa representar al Perú. Esta es la primera vez, a nivel
mundial, que alumnos de un colegio van a la NASA para este programa.
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