El ojo robot que puede salvarlo
Hace varios años que los accidentes con alto número de víctimas y heridos ocurren seguido en las carreteras peruanas. Pero hay dispositivos que podrían prevenir accidentes y están en el Perú desde hace unos años. Es el caso, por ejemplo, del sistema Mobileye, creado en Israel y que llegó el mercado peruano el 2015.
"Es un sistema hecho para prevenir accidentes. Opera con una cámara que analiza las imágenes que están frente al visor y se pone en el parabrisas del vehículo. Alerta al conductor mediante 'el factor visual' que es un reloj que se pone sobre el tablero y da seis niveles de alerta (ver infografía). El otro es el factor auditivo, un bip, que también avisa al conductor", explica Mauricio Bock, director de SafeTech Peru, que ha traído esta tecnología al Perú.
Si uno se sentara en un vehículo con este dispositivo podría comprobar -hay videos grabados en las calles de Lima- que Mobileye te alerta 2,7 segundos antes de la colisión y te da tiempo para frenar. También te avisa de la presencia de peatones, bicicletas o motos. Lee los letreros de tránsito y avisa cuando excedes la velocidad permitida. También controla automáticamente las luces altas cuando hay vehículos en sentido contrario para no deslumbrar al otro conductor.
Hace dos años que Mobileye está en el Perú y trabaja con compañías que tienen grandes flotas de vehículos. Entre ellas están Transportes 77 que hace distribución para Backus, Tecnología Agrícola y otras más. Bock comenta que buscan disminuir sus accidentes. "Se trata de evitar muertes y cuidar a su propio personal. Pero además cada accidente cuesta mucho dinero en daños al vehículo o el pago de indemnizaciones. Por eso han elegido esta tecnología", dice.
Entre enero y agosto de este año 500 personas han fallecido en las carreteras interprovinciales del país. En todo el 2016 se han registrado 134 accidentes de buses interprovinciales, dicen las cifras de la Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancias (Sutran).
Tecnología de punta
Es viernes y en el patio de la empresa Scania nos muestran un bus para viajes interprovinciales con dispositivos que lo hacen un vehículo muy seguro pero además 'inteligente'. En la parte delantera, sobre el parachoques, lleva un censor y en el parabrisas una cámara que calcula la distancia con el vehículo de adelante. Se le puede programar para mantener una distancia establecida.
"Lo usual es la tercera parte de la velocidad a la que vas. Si, por ejemplo, vas a 90 kilómetros por hora tienes que mantener 30 metros de distancia respecto del vehículo de adelante. Si el bus reduce esa distancia los sensores detectan que hay un posibilidad de colisión y se frena automáticamente sin necesidad de que el conductor lo haga", dice David Caravedo, gerente de ventas de Scania.
La empresa tiene un sistema que ha desarrollado para empresas de transporte al que llaman 'paquete de seguridad inteligente'. Además de los sensores de distancia, también tienen un dispositivo llamado Alcolock, que es un instrumento que mide el grado alcohólico en la sangre del conductor. Si el aparato detecta alcohol en el aliento, el bus simplemente se niega a encender.
Pero el sistema tiene más. También cuenta con una cámara sobre el timón del conductor que escudriña su rostro y que permite detectar si el conductor se está quedando dormido o empieza a cabecear. En esa situación -de forma similar al sistema Mobileye- le envía una alerta sonora. Y si el conductor se sale de su carril aparte de la señal sonora, también le envía una vibración automática al asiento, para que redirija el vehículo.
"Hay muchos recursos tecnológicos que están a disposición de las empresas de transporte, pero no olvidemos que la seguridad es responsabilidad de varios agentes. La Policía, el ministerio del sector, las empresas de transporte, en donde el conductor es como el capitán de un barco: es responsable de su bus y de las vidas de sus pasajeros. Los pasajeros también tienen el rol de denunciar si detectan una irrgularidad en el servicio y los proveedores tenemos la responsabilidad de ofrecer estos equipamientos para ponerlos a disposición de las empresas", explica Caravedo.
Un vehículo interprovincial cuesta alrededor de 300 mil dolares. "Si tienes un vehículo de ese valor lo lógico es que no haya problema en que tengan este tipo de equipamiento por 5 mil dólares más", dice el funcionario. Algunas empresas de transporte tienen unidades equipadas por Scania, pero por ahora son vehículos piloto.
Hay tecnología que controla la estabilidad de un bus, frenos de palanca -al lado del timón- que se pueden activar con la mano y más.
Las normas no exigen vehículos de transporte público con estas características. La gran mayoría de unidades interprovinciales circula sin controles. Y eso se traduce en accidentes como el de Nasca. Eso debe cambiar. La tecnología puede ser una alternativa, la diferencia entre vida y muerte.
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